Irvo Otieno, de 28 años, murió el 6 de marzo en el hospital Central State de la ciudad de Petersburg.

Al menos siete oficiales de policía y tres trabajadores de un hospital psiquiátrico en Virginia fueron acusados de homicidio en segundo grado tras la muerte de un recluso afrodescendiente, anunció la fiscal del caso.
Irvo Otieno, de 28 años, murió el 6 de marzo en el hospital Central State de la ciudad de Petersburg, 200 kilómetros al sur de Washington, luego de ser trasladado hasta allí desde una prisión local por su delicada condición mental.
Según los resultados de la necropsia preliminar, el hombre murió por asfixia mientras era «restringido físicamente», dijo en un comunicado Ann Cabell Baskervill, fiscal de distrito del condado de Dinwiddie.
Pese a que «sufría una enfermedad mental, lo que vi hoy fue desgarrador», dijo su señora madre Caroline Ouko en una rueda de prensa. Según ella, el video muestra «siete oficiales sobre un hombre».
«Mi hijo fue tratado como un perro, peor que un perro. Lo vi con mis propios ojos… asfixiaron a mi bebé», lamentó la mujer.
Ben Crump, un abogado conocido por representar a las víctimas en actuaciones violentas de la policía contra afrodescendientes asumió las representación en el caso.
Crump dijo a la prensa que siete policías inmovilizaron por 12 minutos a Otieno, quien estaba esposado y tenía los tobillos encadenados.
Con edades entre los 30 y los 57 años, siete funcionarios del alguacil del condado de Henrico fueron puestos en custodia y acusados de homicidio en segundo grado.
También tres trabajadores del hospital, de entre 23 y 34 años, fueron arrestados bajo el mismo cargo.